La carrera de 400 metros está considerada como una de las pruebas de atletismo más exigentes.
A pesar de la creciente fatiga, el objetivo del atleta es mantener una alta velocidad y superar hábilmente los tramos curvos y rectos de la pista. Durante la prueba de 400 m en pista cubierta, esto es aún más exigente, ya que estos tramos son más cortos, lo que se traduce en cambios más frecuentes entre rectas y curvas; por lo tanto, la capacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes de la carrera puede ser extremadamente deseable.
Los tiempos que se consiguen en los tramos de pista con curvas son significativamente más lentos que los que son rectos, debido a las menores velocidades de sprint. Esto se debe a la producción menos eficiente de la fuerza horizontal de reacción del suelo, ya que el atleta utiliza parte de esta fuerza para resistir la fuerza centrífuga.
Además, algunos estudios indican claramente diferencias en la producción de la fuerza de reacción del suelo entre las extremidades inferiores durante las curvas de carrera. La pierna izquierda (interior) es la responsable de estabilizar y dirigir el movimiento en el plano frontal mediante el frenado y el cambio de dirección, mientras que la pierna derecha (exterior) genera la fuerza de propulsión y apoya el control del movimiento en el plano horizontal durante los sprints en las curvas.
En el siguiente VIDEOpaper analizaremos los cambios en las señales normalizadas de electromiografía de superficie (sEMG) durante un sprint de 400 m en pista cubierta. Todo ello, no ayudará a generar tareas prácticas muy interesantes.