Varios tipos de entrenamiento físico, como el entrenamiento de fuerza, inducen cambios estructurales y mecánicos en la unidad miotendinosa (MTU), modificando el volumen muscular, el área de la sección transversal, el grosor, la longitud del fascículo, el ángulo de peneación y la rigidez del tendón.
Estos cambios se han relacionado con alteraciones de las propiedades funcionales musculares (p. ej., la relación fuerza-longitud).
Aunque varios estudios se han centrado en el estudio del entrenamiento de la fuerza, pocos han examinado los efectos de las intervenciones de estiramiento.
Existe consenso que las intervenciones de estiramiento crónico inducen un aumento en el rango máximo de movilidad articular (ROM).
Se han propuesto dos mecanismos principales para explicar el aumento de la ROM articular:
En primer lugar, a través de un aumento de la tolerancia al estiramiento, es decir, la TEORÍA SENSORIAL, lo que indica que UMT puede tolerar más tensión pasiva después de la intervención.
Y en segundo lugar, a través de una disminución de la resistencia conjunta a estiramiento (por ejemplo, torsión pasiva conjunta en un ángulo dado), que podría deberse tanto a un cambio en las propiedades mecánicas UMT (por ejemplo, disminución en la rigidez de los tejidos) o geometría (por ejemplo, aumento en la longitud del fascículo). Tales cambios se pueden considerar como adaptaciones estructurales crónicas, es decir, TEORÍA MECÁNICA.
Sin embargo, los efectos de los estiramientos sobre las propiedades estructurales del músculo-tendón siguen sin estar claros. Por consiguiente, en el siguiente VIDEOpaper aprenderemos si existen grandes modificaciones de propiedades estructurales de los músculos-tendones tras los estiramientos.