La propiocepción es un sistema sensorial fundamental que proporciona información continua, ya sea consciente o inconsciente, sobre la posición de las articulaciones, el movimiento y la fuerza aplicada. Este flujo de información permite regular la tensión muscular, mantener el equilibrio y coordinar los movimientos de manera efectiva. Sin embargo, factores como el cansancio, el envejecimiento y ciertas patologías pueden alterar esta comunicación, afectando negativamente el control sensoriomotor y limitando el rendimiento físico o la funcionalidad diaria.
En muchas situaciones clínicas, la evaluación de la propiocepción es imprescindible antes de diseñar un programa de ejercicios que mejore el equilibrio, la marcha o la funcionalidad general. Identificar déficits propioceptivos ayuda a establecer un enfoque personalizado y efectivo para cada paciente o cliente.
La evaluación propioceptiva incluye una variedad de pruebas que se centran en:
Además, en algunos casos, se incorporan pruebas para analizar el sentido de fuerza o la discriminación de movimiento, proporcionando una visión más completa de las capacidades propioceptivas.
En la práctica clínica, contar con herramientas objetivas y prácticas para la evaluación es esencial. En el siguiente VIDEOidea aprenderás una técnica fácil de implementar que se ha utilizado en numerosas investigaciones científicas. Esta metodología es ideal para evaluar el error de reposicionamiento articular y monitorizar los efectos de programas de intervención centrados en la estabilización del core.